jueves, 5 de noviembre de 2015
OTRA VEZ, LO QUE PASA EN MACONDO ( ZACATECAS-MEX)
Miscelánea.
Francisco Javier Contreras Díaz.
Atrás quedó la visión restringida de que al desarrollo sólo se llegaba por desterrar a los mexicanos de segunda a los campos de bananos en Chicago o a los arrozales de Kentucky. Nada de eso, ahora se puede detonar el desarrollo con una inventiva tal que ignore la sobre ideologización de los localismos obsoletos. Que desliguen a los macondianos del aburrimiento por su alta educación o sus monstruosos salarios. Hoy la modernidad no se entiende sin estar a la altura de las esferas cosmo a nivel planetario.
Hoy beber sotol, alcohol del 96 con canela o curado de apio no sólo es decepcionante sino que ya son rituales reservados para los residuos precolombinos, por eso es de aplaudir el salto dialéctico (derrumbar barreras, diría el sabio de la tribu) gubernamental al obtener para nuestra universal ciudad la denominación: “Capital mundial de la cerveza”, lo cual despeja toda duda de los atributos, talentos y filigrana política que ejerce nuestra casta gobernante para atraer el progreso sin trampas y sablazos.
El valor intrínseco de esta declaratoria reside en que éstas se pueden expandir libremente a toda la geografía macondiana. Si no lo hacemos estaremos condenados a permanecer como rehenes de la ingratitud y corremos el riesgo de quedar fuera del Programa de Naciones Unidas para la Piratización del Patrimonio Social. Con ese temor se propone arrinconar a los gobernantes para que, con idéntica diligencia, adquieran otros blasones como el de pueblo cervecero. Porque sonaría rimbombante y agregaría prosapia al cambio de nuestro escudo de armas cuando se le agregue un corazón joven dentro de una botella de cerveza, las botanas correrán por cuenta de la transnacional que adquiera la catedral o palacio de gobierno.
Todo macondiano que ame sin cortapisas al terruño estaría de acuerdo si al palacio de gobierno se le vendiera (por no decir regalar) a los laboratorios que fabrican las Kotex y se declarara “Capital mundial del himen administrativo”, porque ello significaría reafirmar no sólo lo inmaculado de ese edificio y de quienes dicen ser sus inquilinos. Sería el monumento a la obsesiva pulcritud de la política de Macondo y la sede del Movimiento Internacional para la Liberación del Óvulo.
El teatro Fernando Calderón una vez que haya sido enajenado (que no regalado) al Grupo Empresarial “Fortune Soldiers” y sea transformado en un mal de souvenirs made in Somalia, los macondianos podremos estar en contacto con esa subcultura de lo exótico que incluirá viajes alucinógenos con cáñamo (que al igual que la cerveza, no crea adicción) y raíces que, masticada, acelera la inteligencia, vuelve eruditos a los imbéciles y visionarios a los mediocres.
Sabemos que el parque Sierra de Álica se ha convertido en un apetecible bocado para la empresa de diversión de niños y ancianos “Global Scorts & Beatiful Matures” organización empresarial con sede en Ámsterdam, que goza de una resonante seriedad y se propone crear un campo nudista con spa y una exclusiva villa donde se venderán todo tipo de pieles. Como el desnudismo no crea adicción, siempre y cuando se practique con abrigos, bufandas y turbantes, nuestro nicho de mercado está garantizado y los políticos tendrán membrecía gratuita y vitalicia, lo cual garantizará la intimidad y la resistencia ancestral a los paseos vespertinos por ese inexplorado espacio.
El paso definitivo hacia la internacionalización de Macondo será entregar los restos del naufragio estatal a la cervecería amiga (que no cómplice) para convertir a Macondo en la cantina universal que los sibaritas esperaban. Los políticos –ahora excelentes vendedores-, borrachos consuetudinarios de poder y la orgía que se avecina constituirán un plus al patrimonio etílico de la humanidad. Móchense para andar iguales y ya envalentonado aventar unas cuantas mentadas de madre, al fin que éstas tampoco crean adicción.
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