lunes, 19 de octubre de 2015

INSTITUTO ELECTORAL EN ZACATECAS SOLICITA 28 MILLONES

Miscelánea. 
Francisco Javier Contreras Díaz. 
18 de octubre de 2015
¡Auxilio! Nuestra democracia se hunde en el pantano de la insolvencia y estamos a dos rayitas de que la dictadura del voto se extinga y con ello adquirir boleto para viajar en el arca de Noé y no poder sortear las turbulencias del naufragio electoral. Se requiere la insignificante suma de $ 28 y medio millones de pesos para subir  nuestro estandarte democrático al ómnibus de la austeridad, cifra requerida para que la democracia se mantenga en equilibrio: es decir, para que la oferta de votos sea igual al número de dinero que destilan las urnas. 
Si algo necesita nuestra estructura administrativa electoral para lograr su reindustrialización son dineros públicos, no olvidemos que la democracia y el dinero público se persiguen como recién casados. Si deseamos que Macondo nunca regrese a la fase comunista o al partido de Estado es el momento de que las huestes proletarias concreticen su rebeldía y exijamos al gobernador que abandone el majestuoso titubeo lo que únicamente le reafirmarse como el demócrata que todos conocemos. 
Negar veintiocho millones al órgano electoral sería una prueba de ingratitud, cuando todo demócrata sabe que esta irrisoria cantidad es una frazada en el invierno de la opulencia. Si no se otorgan recursos ¿cómo se promoverá la inventiva para expandir la simpatía por slogans incluyentes? ¿Acaso no se requieren millones para provocar esos desgarramientos del alma y añadir al inventario de la violencia el de “violencia electoral de género”?  
Si ya se incorpora esta definición a la trifulca por los puestos de elección popular (que de popular sólo lleva el apellido) por menos dinero se podrá formar la arquitectura de otros sin dejar de lado los charcos de salsa cátsup que les deben acompañar, en estricto sentido figurado, para lograr la exquisitez del punch publicitario y justificatorio. 
Si no se le otorgan esos insignificantes millones a nuestro estandarte democrático, estaríamos en grave riesgo de la violencia de la autoparodia, que es el riesgo que se corre de la repetición de las urnas rebosantes. Otro riesgo es la amenaza de la “violencia centáurica” que equivaldría a resucitar las legiones de Adelitas electorales, mujeres que construyen candidaturas exitosas y una vez logrado el triunfo se lo llevan a su casa. Otros nubarrones que se ciernen sobre nuestra democracia es el llamado “violencia concurrencial electoral” y es el peligro que se cierne sobre las elecciones cuando los ciudadanos insaculados para contar boletas y votos, llegan a exhibiciones de violencia nunca registradas con tal de estar en las gestas ciudadanas. 
El teatro es un vuelco de sorpresas y expresión sublime del alma. La calle el único sitio para el desbordamiento de la histeria colectiva que busca agradecer al Altísimo tanto maná. La universalidad del lenguaje artístico hace de nuestro Macondo el país de las maravillas instantáneo; somos cosmopolitas mientras anuncian la tercera llamada, tercera. La vitalidad de unos días en que todo se reafirma como teatro de calle hace renovar la intensidad de saberse pueblo millonario. Estos gestos del despilfarro se los agradecerán los padres de familia del kínder Leonor Ríos de Guadalupe a punto del derribe y no hay recursos para rehabilitarlo. ¿Más teatro?  

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