jueves, 26 de julio de 2018

Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”. Ayotzinapa, Gro.

Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”.
Ayotzinapa, Gro.
Al pueblo en general.
A los medios de comunicación.
Las enormes carencias en que se ha desarrollado el proyecto educativo del normalismo rural desde su nacimiento, en la década de los 20’s, son un reflejo del poco interés de las instituciones educativas en proyectar la formación de maestros rurales para llevar conocimientos al pueblo. Las Normales Rurales se han sostenido acogiendo a los hijos de las familias pobres y campesinas, a pesar de la falta de presupuesto para todas las modalidades, han sido los estudiantes organizados quienes defienden el sistema de internado y comedor en estas escuelas.
A la falta de presupuesto para la manutención del proyecto educativo en su totalidad, se le añade los requisitos que necesitamos cubrir para nuestra preparación profesional: las jornadas de práctica, se llevan a cabo en primarias de comunidades rurales, el material didáctico con que nosotros enseñamos (y la carencia en que estudian en las primarias rurales), es algo que el Estado tampoco quiere hacerse cargo.
Ante la necesidad hemos denunciado la consigna del gobierno para extinguir las Normales Rurales con la falta de presupuesto; y hemos generado formas para solventar la escasez en que se mantienen nuestras escuelas. El 7 de enero del 2014, nuestros compañeros de la Normal Rural de Ayotzinapa, llevaban a cabo una actividad de colecta de recursos pidiendo cooperación voluntaria a los automovilistas que viajaban en el tramo carretera Acapulco – Zihuatanejo (a la altura de Atoyac). Los normalistas hicieron un retén informativo con una valla humana que se extendía durante varios metros para advertir a los conductores que disminuyeran la velocidad. A las 3:00 pm un tráiler que transportaba una retroexcavadora, arribó al punto del retén, ignoró las señales de alerta y en un acto premeditado el conductor no bajó la velocidad: el exceso de dimensiones de la maquinaria que transportaba, y la fuerza con la que iba avanzando, obligó a los compañeros a saltar, agacharse, o intentar escapar; lamentablemente no todos lo lograron. Aquel día nuestros compañeros Freddy Fernando Vázquez Crispín y Eugenio Alberto Tamarit Huerta, cayeron sobre el asfalto, atropellados por el tráiler. El conductor, Benjamín Torres Salgado, el lugar de detenerse e intentar auxiliar a los compañeros aceleró y huyó dándose a la fuga. Además de los compañeros caídos, resultaron lesionados varios compañeros con heridas severas.
Así como hemos generado respuestas a las necesidades de recurso, se ha recrudecido la reacción contra nuestras prácticas: la campaña de estigmatización, desprestigio hacia la Normal Rural de Ayotzinapa, dirigida por las palabras de autoridades gubernamentales, medios de comunicación masivos y sectores empresariales, criminalizan nuestras formas de protesta sin indagar los motivos que nos llevan a hacerlas. Así, el mensaje de odio hacia el normalismo rural se reproduce en la población sin un ejercicio de reflexión. Nosotros atribuimos la apropiación de esta actitud de odio contra nuestras manifestaciones, del chofer del tráiler quien de manera premeditada embistió a los compañeros. Es decir, la campaña de odio contra Ayotzinapa se materializó en la reacción del chofer ante la protesta de normalistas.
Hoy nos manifestamos reivindicando la vida de Eugenio y Freddy, de suma importancia para nuestra formación como normalistas rurales. El proceso legal continua en proceso, y exigimos justicia y el castigo a los responsables de su muerte. El dolor en que viven las familias de los caídos nos obliga a seguir. Así como mantenemos vigente la lucha por la presentación con vida de los 43 compañeros desaparecidos, no se nos olvida que tenemos un largo historial de agravios a lo largo de la historia…
Así como Eugenio y Freddy florecen en las tierras de Ayotzinapa, también yacen las semillas de Gabriel Echeverría y Alexis Herrera, Julio Cesar Mondragón, Daniel Solís Gallardo, Julio Cesar Ramírez Nava, Filemón Tacuba, Jonathan Morales, Juan Manuel Huickan. Todos normalistas, quienes dieron su vida por la existencia hasta el último de la Normal de Ayotzinapa: descansa su legado, al igual que el del profesor Lucio Cabañas, en la escuela que tanto necesitamos los jóvenes pobres.
Ayotzinapa, Guerrero, a 7 de enero de 2018.
¡POR QUE EL COLOR DE LA SANGRE JAMÁS SE OLVIDA!
¡7 DE ENERO! ¡NO SE OLVIDA!
¡FREDDY VIVE, VIVE!
¡EUGENIO VIVE, VIVE!
¡VIVOS LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
H. COMITÉ EJECUTIVO ESTUDIANTIL “RICARDO FLORES MAGÓN”
AYOTZINAPA, GUERRERO.
ENERO COMBATIVO

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