Testimonios de trabajadores de la maquila ante el COVID-19
Para
Enrique González Rojo, amigo, compañero de luchas, admirable poeta y pensador
marxista
por
Saúl Escobar Toledo
Una
pequeña compilación de testimonios, realizada por Blanca Velázquez Díaz y
publicada por la Fundación Ebert (disponible en: http://library.fes.de/pdf-files/bueros/mexiko/17328.pdf)
da cuenta de la dura realidad por la que han atravesado a lo largo de estos
últimos doce meses, las obreras de la maquila en el estado de Morelos. Sus
palabras reflejan, seguramente, las vivencias de millones de trabajadores en
distintas partes del país.
En
la publicación se advierte que las entrevistas se llevaron a cabo por teléfono
a mediados de 2020; sus edades oscilan de 20 a 40 años; su nivel de escolaridad
es primaria y secundaria; provienen del campo o de pequeñas comunidades urbanas
donde hay muy pocas oportunidades de trabajo, por lo que se trasladan a las
ciudades más grandes del Estado de Morelos, ahí donde las plantas maquiladoras
se establecen para producir para las grandes marcas pertenecientes a consorcios
internacionales.
Sus
condiciones laborales ya eran muy desfavorables: en el sector textil y
concretamente en la rama de la confección, del vestido y del calzado, las
personas trabajadoras laboran jornadas que rebasan las ocho horas diarias,
tiempo en el que están sentadas permanentemente en sillas no diseñadas ergonómicamente,
soportando temperaturas muy altas en lugares cerrados y con poca ventilación.
La
propagación del COVID-19 agravó las cosas.
Principalmente, los patrones de las maquilas en Morelos no respetaron
las recomendaciones oficiales y optaron por el despido de sus empleadas o recortaron
la mitad de los salarios que percibían semanalmente.
Por
ejemplo, una trabajadora identificada como Lili dice que “La empresa me está
pagando 280 pesos a la semana…” mientras que otra, Anita, señala que “Ahora
estoy trabajando en una casa haciendo limpieza porque la verdad no me alcanza
los $400 pesos que me está dando la fábrica”. Otras entrevistadas señalaron que
han recibido la mitad de su salario.
Vicky:
“Al estar recibiendo solo la mitad del salario la situación es mala, qué va a
ser de mi cobrando solo $400 pesos a la semana, está cañón, y la empresa nos
tiene en espera, quién sabe cuándo volvamos a trabajar de manera normal…”
Algunas
más, un poco más afortunadas afirmaron que “Desde el día 3 de abril nos
mandaron a descansar con salario base, que la verdad es muy poco, 833 pesos
semanales…”
También
se dieron casos en que las trabajadoras decidieron dejar de laborar para no
contagiarse, y fueron despedidas:
Brenda:
“…la empresa me eligió para seguir laborando los días de contingencia, pero vi
que varias compañeras se fueron enfermas a sus casas con síntomas de COVID-19 y
fue por eso que yo decidí no exponerme a el Coronavirus, entonces mi supervisor
se enojó muchísimo conmigo por tomar esa decisión, pero yo estaba segura de que
era lo correcto lo que había decidido, quedarme en casa y protegerme. Ahora estoy despedida, ya no fui llamada.”
Casi
todas confesaron pasar por una situación emocional muy tensa:
Justina:
“Pues fíjate que personalmente en el ámbito mental quiero tomar las cosas con calma,
pero es un poco imposible cuando miro la televisión o las redes sociales, ya
que están inundadas de lo que está sucediendo de la pandemia y de malas noticias,
ya que han sido muy amarillistas al momento de informar yo creo que es por eso,
por lo que a veces no puedo conciliar mi sueño…”
Finalmente,
las trabajadoras fueron cuestionadas acerca de las ayudas gubernamentales.
Todas respondieron que no recibieron ningún apoyo de los gobiernos federal,
estatal o municipal:
María
“No, al menos a mi nada, solo recuerdo que una vez el ayudante junto con el alcalde
del municipio (Emiliano Zapata) estuvo repartiendo despensas, pero tenían un
costo…”
Vicky
“¡Újule! nada, ni un vaso de agua…”
Anita:
“La verdad nada, por lo menos aquí en mi colonia no ha llegado ni una despensa.
“
La
autora de la compilación concluye que, de acuerdo con los testimonios
recogidos,
“Las
mayores afectaciones (observadas) son los despidos injustificados… consumados
en estos meses de emergencia sanitaria.
La mayor preocupación de las y los trabajadores es cómo generar
ingresos… ya que la situación actual del empleo se vislumbra cada vez más
difícil. Su salud mental y emocional está en una tensión constante…,
especialmente por los bajos recursos económicos para sacar adelante a sus
familias; a ello se suma el temor que sienten por el posible contagio de
COVID-19 al salir a las calles a buscar ingresos… Se suma a esta situación la
doble y triple jornada laboral. La
escuela en casa de sus hijos e hijas menores de edad les está generando muchas
más horas de trabajo. El cuidado,
especialmente de los hijos, sigue recayendo principalmente en las mujeres, solo
por el hecho de serlo, con múltiples responsabilidades a cuestas y con poca o
ninguna ayuda de sus parejas, situación que ha derivado en estrés, preocupación,
ansiedad, e inseguridad, por mencionar algunas consecuencias”
Otro
dato importante se refiere al comportamiento de los sindicatos. De acuerdo con
los testimonios recogidos, Blanca Velázquez asegura que en tiempos normales los
sindicatos del ramo no defienden a “sus bases”; tampoco lo han hecho en tiempos
de pandemia ya que acataron sin reparo las decisiones de las empresas y dejaron
a las trabajadoras abandonadas a su suerte.
Finalmente,
el texto llama la atención acerca de la ausencia casi total del Estado mexicano
ante esta situación, particularmente del gobierno federal. Con razón, concluye
la autora de esta recopilación, que:
“Los
programas sociales que el gobierno federal ha promovido para sectores
particulares, sobre todo vulnerables, se deben ampliar para los trabajadores y
trabajadoras despedidas o cuando los patrones no cumplieron con el pago íntegro
de los salarios. Consideramos que la
creación extraordinaria de programas para las personas que fueron despedidas se
debe impulsar de inmediato o en su defecto (legislar) un seguro de desempleo
para paliar esta grave situación y capacitar a quienes lo requieran para
poderse emplear en otros oficios o profesiones”.
El
olvido al que han sido relegados millones de asalariados ha tenido un alto
costo social y se ha convertido en un obstáculo para la recuperación económica.
Es difícil entender las razones que llevaron al gobierno a este descuido.
Quizás esperaban que las empresas pagarían el total de los salarios
correspondientes o que los despidos podrían solucionarse rápidamente. Sin
embargo, era muy probable que no lo hicieran, como en efecto sucedió, debido al
comportamiento de muchas empresas en las últimas décadas que ha consistido en
la violación de las leyes laborales, y a la falta de sindicatos
representativos, especialmente en la industria de la maquila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario