lunes, 23 de noviembre de 2020

Miscelánea

 

Miscelánea.

Francisco Javier Contreras Díaz.

Un reconocimiento a la bella e indócil terquedad de Don Roberto de la Rosa.

 Ejemplo para los mismos trepadores de siempre.

Salaverna, a doce años de resistencia.

Como predijo el mayor e inmejorable estilista que haya nacido en Macondistán (“el rey del bucle”), don Agripino Roosevelt al hacer pública su revelación después de experimentar un trance lisérgico y afirmar que “en el futuro instantáneo, los call center se convertirán en los grandes edificadores de trayectorias gaseosas. Detallarán hazañas envueltas en encuestas de opinión y fortalecerán efigies inspiradas en las sublimes crónicas del Reader’s Digest. Las figuras saldrán del sopor gracias a preguntas sobre el conocimiento y construcción desde la inducción tramposa de una voz en off que, con pretendida ingenuidad, nos cuestionarán sobre los inconmensurables logros de la “generación tapón”, los eternos candidatos a cualquier puesto. El call center es el eficaz publirrelacionista de cualquier candidato, más que de sí mismo.”

En idéntico sentido versó la declaración de un empresario del sector del nopal y la tuna o también conocidos como productos típicos nostálgicos coyunturales (“a todo alimento, el mercado lo ha convertido en producto nostálgico”). La opinión fue arrancada en céntrica avenida al emprendedor afiliado a la Confederación de Agraristas Promotores de la Tuna y el Nopal, Similares y Conexos del Caribe, Oceanía y América Central A.C. (versión Macondistán) según se lee en su gafete lujosamente enmarcado colgado de la solapa de su frac. José Hipólito Armstrong, que es un estuche de virtudes, pues mientras oferta sus tinas repletas de tunas y nopalitos, también deleita a la concurrencia con excelsas interpretaciones de jazz clásico con una trompeta que esconde bajo sus productos, sostiene que “debemos recuperar la dialéctica y enseñarla a los mismos de siempre, a quienes han secuestrado el mercado de las franquicias electorales y terminaron monopolizado las candidaturas, el término o la implicación político-filosófica de generación. Convencerlos de que las monarquías partidistas ya se extinguieron, que mágicamente expectoraban un discurso de izquierda y al final terminaron afiliados al neoliberalismo, tan así que el saqueo, el abandono y la corrupción campean plácidamente. ¿Le pongo unas tunitas en una bolsa, patroncito? …¿Las encuestas por call center? Bueno, estos espacios representan el último reducto de la Generación Tapón, significa el temor de se les reclame en un cara a cara por permitir la canibalización económico-social-ambiental de este país y de esta patria chica de Macondistán. ¿Un pan ranchero patrón? Llévelo…tenga, se lo regalo”.

Para un sobreviviente del difícil arte de lustrar calzado, Melquiades Marshall “Don Tintas Fuertes”, las campañas de promoción política mediante los llamados call center significa “el horror y la barbarie de esa moda de suplantar la plaza pública por los sórdidos restaurantes para que nuestra inmaculada clase política arroje luz y soluciones a todos los menesterosos que estamos en el filo. Los call center significan arrojar a las multitudes que les aclaman e idolatran a alucinar en destartalados centros de análisis político y a cuchitriles donde, hacinados, continúen estudiando el materialismo histórico y las obras escogidas de Yolanda Vargas Dulché. Esta modalidad para escuchar sus nombres y sus logros infinitos resulta impersonal, fría y nos regresa a la época de los virreyes. Deseamos recuperar la indómita salvajez de sus razonamientos y sus análisis de coyuntura apoyados lo mismo en Marx (Groucho), que en Melitón Friedman o viendo películas del cine mudo. Deseamos recuperar los nostálgicos grupos de estudio, resucitar aquellos evangélicos círculos de análisis donde se abordaban profundos  temas como “Harapos e ideología”, “Publicidad política y agonía” o “La feminización económica y fantasía”. ¡¡No a los call center!! Defensores de la Generación Tapón, ¡Uníos! ¿Grasa Joven?”.

La última y nos vamos. Un reconocimiento a los trabajadores del sector salud quienes diariamente se enfrentan al llano en llamas.

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