sábado, 31 de julio de 2021
jueves, 18 de marzo de 2021
8M: El feminismo es el principal movimiento opositor en México
March 7, 2021 at 9:36 p.m. CST
Laura Castellanos es periodista feminista que escribe de subversiones, autora del libro ‘Crónica de un país embozado 1994-2018’.
Como parte de las protestas globales, en México marchamos con rabia para exigir el fin de la más grave crisis de violencia de género en el país, que el COVID-19 solo ha ahondado. El saldo oficial hoy registra más de 20,000 mujeres desaparecidas y 10 asesinadas en promedio cada día.
El confinamiento sofocó el ímpetu de las protestas públicas del feminismo, pero la legitimidad de sus causas y su combatividad e ingenio para defenderlas han irrumpido en la agenda política y de los medios de comunicación, al tiempo que ha expandido y diversificado su base social. Su fuerza lo ha convertido en el movimiento opositor más potente contra el orden patriarcal en México.
Asombran sus logros conseguidos en un año. Puso en vilo la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero, con dos denuncias por violación y tres acusaciones de abuso y acoso sexual; obtuvo la despenalización del aborto en Oaxaca, antes solo vigente en la capital; y legisladoras de todos los partidos han impulsado la inclusión de la paridad de género en 86 leyes, entre ellas la que rige las candidaturas electorales, que deberá cumplirse en los comicios de junio este año.
Salgado Macedonio fue postulado por Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lo ha respaldado y redujo su caso a un golpeteo de sus adversarios. El presidente personifica al patriarcado mexicano: desoye a las mujeres; recorta el presupuesto de programas públicos; desdeña las causas de las feministas como la despenalización del aborto; dice que somos manipuladas por los conservadores, y para este 8M mandó blindar Palacio Nacional con una enorme valla metálica, algo nunca antes visto. Sin duda, él es el atizador más porfiado de la rabia en los feminismos que existen en el país.
Es un movimiento amplio de activistas de distintas generaciones, clases sociales, identidades raciales y de género, militancias políticas y formas de pensamiento y acción, en el que también están quienes no se asumen feministas pero comparten sus causas prioritarias: erradicar la violencia y la opresión de género, y la despenalización del aborto.
Si bien tal constelación de feminismos comparte una ideología antipatriarcal, no conforma un movimiento social tradicional con jerarquía, líderes encumbrados en riesgo de ser cooptados o perseguidos, agenda de trabajo unificada y un territorio de acción focalizado. Es un movimiento diverso, horizontal, transgresor y autogestivo. Particularmente la cuarta ola feminista. Y eso, precisamente, es lo que desquicia al orden patriarcal.
La cuarta ola es la expresión más frondosa, beligerante y provocadora del movimiento feminista. La conforman decenas de colectivos, autodenominados “colectivas”, que se han multiplicado en los últimos dos años. Les dan vida jóvenes que rondan los 20 y 30 años, el rango de edad más expuesto a la violencia de género.
La omnipresencia del feminismo y la multiplicidad de sus acciones subversivas funcionan como una guerra de guerrillas. En ella, fuerzas irregulares, que pueden ser una sola persona o células, enfrentan a un enemigo de mayor volumen. Lo atacan al unísono o por separado, en un solo punto o de forma dispersa, para desquiciarlo y resquebrajar su superioridad. Estas acciones contra la violencia de género suelen ser expresión de la rabia y la desesperación ante la impunidad.
Durante el confinamiento sanitario, por ejemplo, decenas de mujeres rurales de San Pedro Tlanixco, Estado de México, bloquearon una autopista en protesta por la desaparición y asesinato de una adolescente; madres de víctimas se apropiaron de oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos para exigir la resolución de sus casos; jóvenes embozadas tomaron el plantel vacío de la escuela Vocacional 4 en la capital para exigir la atención sobre sus denuncias de acoso.
La cuarta ola ganó atención por embozarse de negro y realizar acciones subversivas como el cierre de calles, performances, pintas, cristalazos y destrozos, que después incluyeron tomas de planteles escolares para denunciar a acosadores y la apropiación pacífica de las sedes de los congresos legislativos de Puebla y Quintana Roo para exigir la despenalización del aborto.
Con ello colocaron, inesperadamente, la demanda histórica del feminismo por el derecho al aborto en las agendas legislativas de dos estados. El 2 de marzo el congreso de Quintana Roo la rechazó por 13 votos contra siete, lo cual fue posible porque seis legisladores de Morena votaron en contra o se ausentaron. En Puebla aún no se discute, pero el 25 de febrero fue aprobada otra de las exigencias de las feministas que tomaron el congreso estatal: la Ley Agnes, que reconoce la identidad de género autoapercibida de las personas.
Otras mujeres han elegido las redes sociales como campo de batalla y algunas han salido triunfantes. Ahí el movimiento #MeToo desató encauzamientos penales contra agresores sexuales como el escritor Andrés Roemer. Y saltó a la plataforma de YouTube cuando la youtuber Nath Campos, desde su canal, hizo pública su denuncia de violación sexual contra el youtuber conocido como Rix, lo que derivó en su arresto y vinculación a proceso.
Pero las victorias son la minoría, porque el pacto patriarcal entre hombres les garantiza un ejercicio de poder supremacista e impune, sea social o desde el aparato de Estado. Así ignora o descalifica las denuncias, intimida o persigue o estigmatiza a las denunciantes, retuerce la procuración de justicia, o violenta sus protestas, como Amnistía Internacional advirtió que sucedió en los estados de Sinaloa, Estado de México, Guanajuato, Chihuahua, Ciudad de México y Quintana Roo.
Entre un cúmulo de batallas ganadas y perdidas, el feminismo se ha consolidado como el principal movimiento contestatario en México no solo por su accionar coyuntural, también por su análisis histórico sobre la opresión de género y por formular propuestas para eliminarla desde lo institucional, comunitario y personal.
El que en su interior exista un proceso de redefinición de posturas y conceptos habla de su viveza. Pero la amplitud de colectivas sin una agenda común regional o nacional, difumina su fuerza. Y como cualquier otro movimiento, también tiene contradicciones y pugnas internas, a veces virulentas, que lo desgastan. Su reto es abrir la reflexión y articulación común entre generaciones o posicionamientos distintos. Y espacios de diálogo entre vertientes enfrentadas, como la trans incluyente y excluyente. No olvidemos que el enemigo es el orden patriarcal.
Este 8M no se replicará la marcha asombrosa de 2020, en parte por el confinamiento sanitario, pero también porque ha sido un año de desgaste y desánimo por el incremento de la violencia de género. Algunas saldrán a las calles con belicosidad, otras más se expresarán en las redes sociales o en sus entornos cotidianos. Pero el 8M es en 2021 más que una parada conmemorativa en la lucha contra la violencia patriarcal en México. Hoy nutre nuestra combatividad y esperanza al constatar que no estamos solas. Que de nuevo somos parte de una protesta global de la revolución social del siglo XXI.
Fuente electrónica : https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/03/07/8m-2021-protestas-feminismo-movimiento-opositor-mexico/?fbclid=IwAR2yVP1UbIdlKOOyNsYZ-MnQHM9qzZ3
Testimonios de trabajadores de la maquila ante el COVID-19
Testimonios de trabajadores de la maquila ante el COVID-19
Para
Enrique González Rojo, amigo, compañero de luchas, admirable poeta y pensador
marxista
por
Saúl Escobar Toledo
Una
pequeña compilación de testimonios, realizada por Blanca Velázquez Díaz y
publicada por la Fundación Ebert (disponible en: http://library.fes.de/pdf-files/bueros/mexiko/17328.pdf)
da cuenta de la dura realidad por la que han atravesado a lo largo de estos
últimos doce meses, las obreras de la maquila en el estado de Morelos. Sus
palabras reflejan, seguramente, las vivencias de millones de trabajadores en
distintas partes del país.
En
la publicación se advierte que las entrevistas se llevaron a cabo por teléfono
a mediados de 2020; sus edades oscilan de 20 a 40 años; su nivel de escolaridad
es primaria y secundaria; provienen del campo o de pequeñas comunidades urbanas
donde hay muy pocas oportunidades de trabajo, por lo que se trasladan a las
ciudades más grandes del Estado de Morelos, ahí donde las plantas maquiladoras
se establecen para producir para las grandes marcas pertenecientes a consorcios
internacionales.
Sus
condiciones laborales ya eran muy desfavorables: en el sector textil y
concretamente en la rama de la confección, del vestido y del calzado, las
personas trabajadoras laboran jornadas que rebasan las ocho horas diarias,
tiempo en el que están sentadas permanentemente en sillas no diseñadas ergonómicamente,
soportando temperaturas muy altas en lugares cerrados y con poca ventilación.
La
propagación del COVID-19 agravó las cosas.
Principalmente, los patrones de las maquilas en Morelos no respetaron
las recomendaciones oficiales y optaron por el despido de sus empleadas o recortaron
la mitad de los salarios que percibían semanalmente.
Por
ejemplo, una trabajadora identificada como Lili dice que “La empresa me está
pagando 280 pesos a la semana…” mientras que otra, Anita, señala que “Ahora
estoy trabajando en una casa haciendo limpieza porque la verdad no me alcanza
los $400 pesos que me está dando la fábrica”. Otras entrevistadas señalaron que
han recibido la mitad de su salario.
Vicky:
“Al estar recibiendo solo la mitad del salario la situación es mala, qué va a
ser de mi cobrando solo $400 pesos a la semana, está cañón, y la empresa nos
tiene en espera, quién sabe cuándo volvamos a trabajar de manera normal…”
Algunas
más, un poco más afortunadas afirmaron que “Desde el día 3 de abril nos
mandaron a descansar con salario base, que la verdad es muy poco, 833 pesos
semanales…”
También
se dieron casos en que las trabajadoras decidieron dejar de laborar para no
contagiarse, y fueron despedidas:
Brenda:
“…la empresa me eligió para seguir laborando los días de contingencia, pero vi
que varias compañeras se fueron enfermas a sus casas con síntomas de COVID-19 y
fue por eso que yo decidí no exponerme a el Coronavirus, entonces mi supervisor
se enojó muchísimo conmigo por tomar esa decisión, pero yo estaba segura de que
era lo correcto lo que había decidido, quedarme en casa y protegerme. Ahora estoy despedida, ya no fui llamada.”
Casi
todas confesaron pasar por una situación emocional muy tensa:
Justina:
“Pues fíjate que personalmente en el ámbito mental quiero tomar las cosas con calma,
pero es un poco imposible cuando miro la televisión o las redes sociales, ya
que están inundadas de lo que está sucediendo de la pandemia y de malas noticias,
ya que han sido muy amarillistas al momento de informar yo creo que es por eso,
por lo que a veces no puedo conciliar mi sueño…”
Finalmente,
las trabajadoras fueron cuestionadas acerca de las ayudas gubernamentales.
Todas respondieron que no recibieron ningún apoyo de los gobiernos federal,
estatal o municipal:
María
“No, al menos a mi nada, solo recuerdo que una vez el ayudante junto con el alcalde
del municipio (Emiliano Zapata) estuvo repartiendo despensas, pero tenían un
costo…”
Vicky
“¡Újule! nada, ni un vaso de agua…”
Anita:
“La verdad nada, por lo menos aquí en mi colonia no ha llegado ni una despensa.
“
La
autora de la compilación concluye que, de acuerdo con los testimonios
recogidos,
“Las
mayores afectaciones (observadas) son los despidos injustificados… consumados
en estos meses de emergencia sanitaria.
La mayor preocupación de las y los trabajadores es cómo generar
ingresos… ya que la situación actual del empleo se vislumbra cada vez más
difícil. Su salud mental y emocional está en una tensión constante…,
especialmente por los bajos recursos económicos para sacar adelante a sus
familias; a ello se suma el temor que sienten por el posible contagio de
COVID-19 al salir a las calles a buscar ingresos… Se suma a esta situación la
doble y triple jornada laboral. La
escuela en casa de sus hijos e hijas menores de edad les está generando muchas
más horas de trabajo. El cuidado,
especialmente de los hijos, sigue recayendo principalmente en las mujeres, solo
por el hecho de serlo, con múltiples responsabilidades a cuestas y con poca o
ninguna ayuda de sus parejas, situación que ha derivado en estrés, preocupación,
ansiedad, e inseguridad, por mencionar algunas consecuencias”
Otro
dato importante se refiere al comportamiento de los sindicatos. De acuerdo con
los testimonios recogidos, Blanca Velázquez asegura que en tiempos normales los
sindicatos del ramo no defienden a “sus bases”; tampoco lo han hecho en tiempos
de pandemia ya que acataron sin reparo las decisiones de las empresas y dejaron
a las trabajadoras abandonadas a su suerte.
Finalmente,
el texto llama la atención acerca de la ausencia casi total del Estado mexicano
ante esta situación, particularmente del gobierno federal. Con razón, concluye
la autora de esta recopilación, que:
“Los
programas sociales que el gobierno federal ha promovido para sectores
particulares, sobre todo vulnerables, se deben ampliar para los trabajadores y
trabajadoras despedidas o cuando los patrones no cumplieron con el pago íntegro
de los salarios. Consideramos que la
creación extraordinaria de programas para las personas que fueron despedidas se
debe impulsar de inmediato o en su defecto (legislar) un seguro de desempleo
para paliar esta grave situación y capacitar a quienes lo requieran para
poderse emplear en otros oficios o profesiones”.
El
olvido al que han sido relegados millones de asalariados ha tenido un alto
costo social y se ha convertido en un obstáculo para la recuperación económica.
Es difícil entender las razones que llevaron al gobierno a este descuido.
Quizás esperaban que las empresas pagarían el total de los salarios
correspondientes o que los despidos podrían solucionarse rápidamente. Sin
embargo, era muy probable que no lo hicieran, como en efecto sucedió, debido al
comportamiento de muchas empresas en las últimas décadas que ha consistido en
la violación de las leyes laborales, y a la falta de sindicatos
representativos, especialmente en la industria de la maquila.
viernes, 19 de febrero de 2021
Tecnologías digitales y distribución de vacunas: oportunidades y desafíos
La pandemia de COVID-19 ha alterado la vida de miles de millones de personas de todo el mundo: ha causado más de 1,8 millones de muertes y ha provocado graves dificultades económicas con impactos enormes sobre los pobres y los trabajadores con empleos precarios. Pero la puesta en marcha de las campañas de vacunación en todo el mundo ahora alimenta las esperanzas de una recuperación global.
Sin embargo, la distribución de las vacunas (lo que incluye su transporte y aplicación) conlleva desafíos tales como los retrasos en la fabricación, la disponibilidad de cadenas de suministro ultrafrías o su confiabilidad, el riesgo de demoras en los envíos transfronterizos de vacunas, la priorización de los distintos grupos de población, la complejidad de armar el calendario de vacunación, la verificación de la calidad de las vacunas, el seguimiento de quienes las han recibido y los esfuerzos por garantizar que la mayoría de las personas se movilicen y se vacunen.
En vista de la escala y la velocidad que se prevé tendrá el proceso de distribución de vacunas, las tecnologías digitales pueden desempeñar un papel fundamental para respaldar la planificación, la distribución, el seguimiento y la gestión de los programas de vacunación. De hecho, se están considerando numerosas herramientas para apoyar los esfuerzos de distribución de vacunas en todo el mundo. En algunos casos, los países están probando nuevos sistemas de registro o de apoyo a la toma de decisiones, incluido el uso de plataformas de código abierto (i). Las herramientas digitales existentes también podrían aplicarse rápidamente en apoyo de las iniciativas de vacunación. Países como India tienen previsto reutilizar las plataformas digitales empleadas en los programas de inmunización ya vigentes (i) para rastrear el movimiento de las existencias de vacunas contra la COVID-19.
En el diseño y la aplicación de estas herramientas digitales deberán tenerse en cuenta la infraestructura y el entorno regulatorio de cada país. Estos varían significativamente tanto entre los diversos países como dentro de ellos, y por lo general será necesario diseñar las intervenciones específicamente para el contexto en el que se llevarán adelante.
Por ejemplo, el éxito de las aplicaciones informáticas de logística que utilizan redes móviles dependerá de la cobertura y la calidad de dichas redes en cada país. De modo similar, las herramientas digitales de registro y seguimiento de la vacunación pueden complementarse con el uso de los sistemas de identificación para determinar la elegibilidad de los pacientes y realizar su seguimiento entre dosis , si tales sistemas están digitalizados y proporcionan una identificación única fiable de la población. Estos sistemas también deben estar protegidos para evitar el acceso no autorizado y la manipulación de datos, y para proteger la privacidad de los pacientes y el personal. Asimismo, la capacidad de los Gobiernos para utilizar los datos personales a fin de priorizar los programas de vacunación y realizar el seguimiento correspondiente también dependerá del marco legal y regulatorio que rija el uso de datos personales, así como de las plataformas de gestión e intercambio de datos empleadas para compartir y comparar información.
Lograr el equilibrio
Por lo tanto, el uso de herramientas digitales para actividades como estas, de gran escala y alto perfil, también representará desafíos y riesgos para los Gobiernos. Entre los desafíos se incluyen la identificación e implementación de las herramientas apropiadas, en vista de las diferencias en el grado de preparación digital de los países, la cobertura y capacidad de las redes de comunicación, la capacidad de los Gobiernos para diseñar e implementar soluciones digitales, y el nivel de las competencias informáticas de los trabajadores de la salud y la población.
Los riesgos surgen de las deficiencias en las normas que regulan las tecnologías digitales, la posible exclusión de personas o lugares debido a fallas en el diseño o la escasa capacidad institucional. Por ejemplo: ¿cómo podrían diseñarse programas nacionales de vacunación en países con niveles marcadamente distintos de capacidad digital (por ejemplo, entre las zonas urbanas y rurales)? ¿Cómo deben gestionar los países los problemas de seguridad y privacidad de los datos o responder a niveles de confianza bajos? También se deben considerar los riesgos a la ciberseguridad, puesto que ya hay piratas informáticos que tienen en la mira (i) la cadena de suministro de vacunas contra la COVID-19 y roban datos (i) relacionados con el desarrollo de vacunas.
Los países deberán asegurarse de contar con los elementos facilitadores y las salvaguardias imprescindibles para permitir el uso de las herramientas digitales apropiadas. Estos serán específicos de cada país, dada la multitud de combinaciones entre el grado de preparación digital, el tipo de vacunas que se suministrarán y el conjunto de herramientas informáticas que resulten apropiadas para el contexto social y económico.
Foto: Janiecbros/Getty
Según nuestro análisis inicial, los elementos facilitadores y las salvaguardias imprescindibles incluyen una amplia cobertura de las redes de telecomunicación, capacidad de almacenamiento de datos e interoperabilidad, medidas de ciberseguridad, marcos sólidos de protección de los datos y privacidad, sistemas de identificación inclusivos y confiables, y estándares sobre datos y marcos de interoperabilidad.
También podrían extenderse, ampliarse o aplicarse rápidamente algunos elementos facilitadores de las tecnologías digitales para apoyar este esfuerzo. Por ejemplo, se podría fortalecer y ampliar la cobertura de los sistemas de identificación fundamentales, trabajar con Gobiernos y proveedores privados a fin de ampliar el acceso a Internet y el suministro de dispositivos móviles para la implementación de los programas, o ampliar rápidamente las capacidades del sistema de información existente a través de proveedores de servicios privados seguros basados en la nube.
Las tecnologías digitales podrían desempeñar un papel fundamental y valioso en un momento en que la humanidad se embarca en la que probablemente será la mayor campaña de salud pública. El desarrollo de vacunas contra la COVID-19 ya ha exigido un esfuerzo científico gigantesco pero cuidadoso. A medida que los países de todo el mundo suministren una innumerable cantidad de vacunas para proteger la salud física de su población, también deben procurar aprovechar las tecnologías digitales, gestionando a la vez los riesgos y desafíos conexos mediante la combinación adecuada de elementos facilitadores y salvaguardias.
jueves, 7 de enero de 2021
Recuperación ¿cómo entenderla?
Recuperación ¿cómo entenderla?
Saúl Escobar Toledo
Llegó el nuevo año, pero seguimos
igual o peor que en los últimos meses de 2020. La pandemia sigue desatada: las
fiestas de fin de año, la permisividad oficial y la lentitud de la distribución
de las vacunas parecen anunciar que la enfermedad seguirá causando estragos
durante varios meses en casi todo el mundo, particularmente en América, Europa
y partes de Asia como la India. Se ha requerido entonces redoblar las medidas
preventivas: nuevos confinamientos y
cese casi total de actividades económicas y escolares. Así las cosas, la recuperación
se ve todavía incierta y lejana.
Si en el frente sanitario podemos
esperar que los contagios vayan descendiendo gracias a estas disrupciones y a
un mayor número de personas vacunadas, en lo que toca a la economía la
situación requerirá también de una acción más enérgica de los estados y
gobiernos. Difícil que haya lugar para el optimismo sobre todo si se confía en
que las cosas se van a arreglar por la pura inercia de las fuerzas del mercado.
Por un lado, será necesario ampliar
sustancialmente los fondos destinados a
los programas de apoyo a las personas y empresas más necesitadas que ya se
echaron a andar desde el año pasado. Además, diseñar nuevas medidas que puedan
asegurar una recuperación más rápida y prevenir nuevas crisis.
Entre estas últimas, diversas
instituciones y especialistas ( por ejemplo el premio nobel Joseph Stiglitz), han
señalado la necesidad de que se haga uso de una cantidad de al menos 500 mil
millones de dólares de Derechos
Especiales de Giro (DEGs) por parte del FMI para echar a andar un programa de
ayuda para los países más pobres y en desarrollo que no abultaría las deudas soberanas y servirían para financiar
las balanzas de pagos y las importaciones necesarias para la alimentación, la salud y el mejoramiento del medio ambiente.
No puede haber lugar para la
confusión. La recuperación debe medirse con base en estos indicadores:
disminución de las personas enfermas; aumento del número y la calidad del
empleo; y un sistema productivo más verde.
Todo lo demás, como la deuda, la
paridad de las monedas, los mercados bursátiles, los déficits públicos y hasta
los puntos porcentuales del PIB, deben entenderse como asuntos secundarios o
meros instrumentos para lograr la ansiada recuperación.
De otra manera puede haber un regreso
simulado a la normalidad, recuperarando aparentemente lo perdido cuando en
realidad estaremos retrocediendo pues habrá mayor pobreza, desigualdad,
contaminación y una menor capacidad para prevenir y enfrentar nuevas
catástrofes.
En el caso de México lo anterior se
traduce en la necesidad de diseñar un programa de recuperación que hoy no
existe. No basta con la campaña de vacunación anunciada si no se mejora la
capacidad hospitalaria y la atención sanitaria de primer nivel. Una nueva economía
debe conducirnos a la producción de energía más limpias y otras medidas que
reduzcan la contaminación e inyecten vitalidad a nuevas ramas económicas. No se
puede confiar en que el T-MEC y las obras de infraestructura en curso vayan a
permitirnos recuperar los empleos perdidos si al mismo tiempo no se legisla en
materia de seguro de desempleo, subcontratación, plataformas digitales y
programas que apoyen a las familias especialmente a aquellas que viven de la
economía informal. No es suficiente una política salarial progresista, como la
que de manera atemperada se ha puesto en marcha, si no se reducen las brechas
regionales, de género y etarias.
Para abundar sobre el tema del
empleo, fundamental para la recuperación, hemos consultado el informe que la
OIT y la CEPAL publicaron a fines del año pasado, el cual reconoce que la pandemia
provocará “la peor contracción del producto de la región de la historia…, lo
que ha tenido y tendrá profundas consecuencias laborales y sociales”
(disponible en https://www.cepal.org).
Según este estudio, la existencia de
un sector informal muy amplio, sin acceso a seguridad social y, por lo tanto,
muy vulnerable, ha tenido y tendrá un fuerte impacto regresivo en los ingresos
y la calidad de vida de millones de personas. Además, los empleos formales también
fueron afectados ya que muchas personas fueron despedidas; otras conservaron su
trabajo, pero sufrieron una importante merma en sus ingresos debido a la
reducción de horas laboradas o a que fueron enviados a sus casas con la
modalidad de vacaciones no pagadas o licencias con salarios menores. El efecto de estas medidas fue más grave en
nuestro país debido a la ausencia de un seguro de desempleo
Un fenómeno destacable que arrojó
esta crisis fue la enorme cantidad de personas que se quedaron sin trabajo y
dejaron de buscarlo. Técnicamente dejaron de formar parte de la PEA (Población
Económicamente Activa) y se sumaron a la Población Económicamente Inactiva
(PEI). Afectó particularmente a las mujeres debido a su mayor presencia en los sectores
más impactados por la crisis sanitaria (servicio doméstico, restaurantes y
hoteles, comercio) pero, igualmente, a la prevalencia de una cultura machista
que las confinó, más que en el caso de los hombres, a cuidar a los enfermos, a
los niños sin escuela, a los ancianos y a las tareas hogareñas.
La crisis causó otra manifestación
novedosa: el trabajo asalariado se contrajo menos que el que se realiza por
cuenta propia debido a que estas labores implican, en su mayoría, un contacto
presencial, sobre todo en el sector informal. En México los trabajadores
asalariados se redujeron en casi 14% en el segundo trimestre de 2020 en tanto que
los que laboraban por cuenta propia representaron una caída de 30.9%. Este
descenso se ha revertido, pero a costa de una mayor exposición de estos
trabajadores informales al contagio, lo que explicaría en parte el crecimiento
del número de enfermos y fallecimientos.
Por otro lado, el estudio subraya las
consecuencias devastadoras entre los jóvenes: su tasa de ocupación se redujo en
mayor medida que otros grupos etarios. Esta
situación, señala el informe, ha sido un factor que ha acentuado “el cansancio
y la soledad (por lo que) los sentimientos de tristeza, miedo y angustia son más
frecuentes entre los hombres y las mujeres jóvenes”. Y advierte que: “cuanto
mayor sea el tiempo fuera de la escuela y del mundo laboral, mayores serán los
riesgos de precariedad y exclusión del mercado de trabajo a lo largo de (su)
vida activa”.
Para evitar estas tragedias, se
requieren programas orientados a mejorar su capacitación; y mantener y mejorar
políticas de transferencia de ingresos para los jóvenes que estudian y se
capacitan; los trabajadores adultos; y los hogares. De lo contrario, es sumamente
probable que los jóvenes se vean presionados a generar ingresos, principalmente
en las actividades informales, lo que restringirá las posibilidades de invertir
en su formación laboral.
Los últimos datos, ofrecidos por el
gobierno mexicano, muestran la lentitud
de la recuperación: en noviembre 2020 la población ocupada fue de 52.93% (en
relación con el total en edad de trabajar), un poco menor que en octubre e
inferior a las de marzo (55.76%). Además, la mayoría de las personas que
regresaron a trabajar lo hicieron en actividades informales. En lo que toca a
los empleos formales, el saldo de once meses, de enero a noviembre, fue de 369
mil 890 plazas perdidas, a los que hay que sumar, según expuso el presidente de
la república, las casi 278 mil que se esfumaron en diciembre.
Con este panorama, la recuperación no
se ve tan próxima ni tan segura. El estudio de la CEPAL-OIT subraya que: “La
crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la importancia de contar con un sector
público fuerte y eficiente, con capacidad de reaccionar rápidamente ante
choques que acarrean fuertes impactos económicos y sociales”. La situación que
observamos en este inicio de año requiere que las instituciones del estado mexicano
redoblen sus esfuerzos, lo hagan pronto y con un proyecto comprensible.
saulescobar.blogspot.com
Fue un intento de golpe de Estado. Es culpa de Trump y sus facilitadores republicanos.
Una explosión causada por una munición policial mientras los partidarios del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se reúnen frente al edificio del Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021. (REUTERS/Leah Millis)
Opinion by Eugene Robinson
Miscelánea
Miscelánea
Francisco Javier Contreras
Díaz
La maravilla de estrenar año
político es que con él llega la creatividad, el ingenio se estresa y la
inteligencia llega al límite en lo que a propuestas se refiere. El marketing
político se encuentra confinado en los sótanos de la lucidez con el propósito único
de confeccionar la frase con más punch, la propuesta que desarme al
contrincante y relanzar a Macondistán después de esta leve crisis económica y
pandémica que ni cosquillas propuso. Para nuestra fortuna, las franquicias
–también apodadas partidos-, que actúan sobre estos florecientes territorios,
no requieren de un esfuerzo titánico para convencernos de su capacidad, puesto
que la patria suave no acusa graves trastornos estructurales, ya que es de
dominio público que se tienen unas finanzas robustas, con superávit de
escándalo y reservas que ni en el mejor alucine las concibe China o toda Europa
junta. Este panorama vuelve ociosa toda propuesta de mejoría y los políticos
pueden dejar de molestar con incendiarios deseos o frases que caerán en el
vacío; nada de reformas estructurales que Macondistán requiere o retornar a los
maravillosos tiempos del ‘pactismo’ entre empresas electorales (también
apodadas partidos), sindicatos patronales y estructuras gubernamentales, que al
final resulta ser lo mismo. Una economía que desborda bienestar, seguridad
integral, protección ambiental y felicidad insultante a la población no
requiere de recursos discursivos; la realidad habla por sí y para sí y lo hace
como si fuera parte del espectáculo de medio tiempo del Súper Tazón.
Tiene razón don Tiburcio
Gaddafi, miembro insigne del Partido de la Absolución Neonatal (PAN) al
sentenciar que “las promesas en tiempos de campaña no son más que el
desbordamiento del hastío por la inactividad neuronal, al enterarse cualquier
candidato que todos los ingentes
problemas de nuestro amado Macondistán se encuentran resueltos y esto,
necesariamente, bajo las actuales condiciones, es ya un agobio a la inversa.”
Las preguntas caerán en cascada y el estrés de los elegidos se incrementará cuando
visiten portentosas comunidades campesinas y corroboren que tienen un índice de
desarrollo paralelo al de Noruega, entonces ¿qué podrán prometer? Un dilema
existencial. ¿Qué les podrán ofrecer a estudiantes de barrios marginales si
todos se encuentran inmersos en la 8G, utilizan metabases de datos complejas y
ya en tercer grado de kínder exhiben un manejo conceptual, filosófico y
cuantitativo que pueden construir en Saturno una réplica exacta de su calle?
¿Qué les puede obsequiar la ocurrencia instantánea si las amas de casa tienen en
sus alacenas excedentes de quesos suizos y franceses, lácteos orgánicos de
Holanda, jamón ibérico, caviar beluga y negro y bolillos suficientes con qué hacer
unas ricas tortas, además una inmensa cava de vinos generosos para humedecerse
los labios? Quizá los asesores deban de virar la estrategia y prometer un
retorno a la precariedad como producto nostálgico dado el nivel de hartazgo que
la abundancia nos ha legado.
Las franquicias deben de
analizar una lúcida opinión de la insigne y distinguida Francisca (Paquita) Roosevelt
quien al verse capturada por los reporteros en inusual restaurant, soltó que
“nuestra franquicia política nos ha colmado de riquezas, calidad de vida
exuberante, seguridad, empleo de primer nivel. Nadie puede negarlo. Incluso
para derrotar al tedio que da el hedonismo en el que nos arrinconaron, todavía
trajeron a Mickey Mouse, y a La pequeña Lulú a dar magnos conciertos. Por menos
deberíamos añorarlos. Y disculpen que no me ponga de rodillas al invocarles,
pero hacerlo sería desintegrar mi felicidad y nostalgia.” Esa es otra perla de
la inutilidad de las alianzas pues cada franquicia ha logrado permanecer y
rehacerse gracias a esa infinita cascada de beneficios que jamás hubiésemos
encontrado en todos los libros de autoayuda.
Resumiendo, si cada
macondistiano tiene garantizada una existencia desbordada en bienestar,
ingresos insultantes, vivienda hiper digna que hacen ver a Beverly Hills como
un barrio para jodidos; disposición de agua de extrema calidad por treinta mil
litros diarios per cápita y complejos culturales en cada colonia con un espacio
para el erotismo (a propuesta del colectivo multicultural Los Tigres de Eros),
que es lo más atrofiado que nos ha dejado el desarrollo, más allá del primer
mundo en versión plus. Por lo que, podemos concluir que, los hacedores de lemas
y frases para campañas no la tienen fácil y estarán expuestos a que los
expulsen del paraíso.
La última y nos vamos. Un
reconocimiento a quienes desde el sector salud se la rifan en serio para proteger
la vida de todos. Alguien le debe recordar a un suspirante que dentro de
Movimiento Ciudadano, efectivamente, no hay personajes racistas ni clasistas.
Pura VIP que fetichiza a su esposa mientras come costillas y piensa que los
jodidos todavía llegamos a fin de mes con cincuenta mil pesos. Tan insigne
senador de MC no se ha dado cuenta que nuestro ingreso promedio es de
doscientos mil euros y todavía nos sobra para construir un campo de golf
propio.