LAURA ELENA RODRÍGUEZ CERVANTES •
Hace medio siglo no resultaba sencillo participar en organizaciones políticas independientes, demasiado complejo el activismo popular fuera de la zona de influencia y control de la partidocracia (PRI y sus satélites). Esa estructura clientelar les permitía mantener el control y sumisión de amplios sectores como el campesino, burócrata, popular, obrero. Era el punto cenital de la maquinaria de las esperanzas frustradas. El corporativismo hacía más desgarrador el atreverse a desafiar a ese aparato autoritario que aplastaba todo intento de construcción de micro sociedades que se atrevieran a cuestionarla y desnudar todo ese espectáculo del que echaba mano para preservar las condiciones de marginalidad, ignorancia y explotación de millones.
Zacatecas no escapa a ese esquema de desarrollo sustentado en reproducir los patrones posfeudales donde las aspiraciones de mejoría de los indicadores de desarrollo humano, educación, laboral, salarial, etc. se evaporaban. Las condiciones económico-sociales demostraban el atraso productivo de un campo poco tecnificado, endeudado y cuellos de botella en el proceso de comercialización, nula promoción y fomento industrial (hoy continúan creyendo que la maquila es la tabla de náufrago gubernamental); la burocracia como acceso a un ingreso y la actitud de las élites y beneficiarios del régimen que, cuáles profetas, no se agotan en el sermoneo demagógico de que no podríamos estar mejor. Tiempos en los que, a las miradas externas, éramos provincianos entre los provincianos, incapacitados de asumir otra posición política en lugar de padecer la que nos imponían.
Llegamos al año de 1974 siendo jóvenes, con mucho estado de ánimo y más conciencia de que deberíamos adquirir un compromiso para incidir en una transformación de Zacatecas y en enero, no sin algunos problemas, constituimos el Frente Popular de Zacatecas (FPZ), surgido como una organización plenamente de izquierda, alejada de toda estructura reformista-partidista, buscando y analizando mecanismos de lucha distintos que arrojara resultados en el corto plazo para campesinos depauperados, para los sin tierra, sin vivienda, comerciantes ambulantes, estudiantes de escasos recursos y otros segmentos que habitaban la marginalidad. Había que definir con claridad y enfrentar al principal enemigo: un Estado capturado por la plutocracia, los latifundistas, los sectores rentistas, una clase política repelente a la auscultación y a la crítica, refractaria a la rendición de cuentas o a la transparencia.
Con la aparición del FPZ, también se abrillantaron los métodos y recursos que tenía el Estado como la intimidación, la persecución o la represión abierta. Los reclamos de una distribución de la riqueza, el reclamo de un lote, un empleo digno, salidas reales de la miseria y muchas carencias que habían creado con su modelo de crecimiento y sus políticas públicas con ínfimas intencionalidades de impacto social. Todo ello solo encontró el desprecio más refinado, situación que validó y justificó la lucha del FPZ.
Hoy, medio siglo después, persisten las causas que generaron miles de marginados en el país y en Zacatecas. Hoy contamos miles de jóvenes mujeres y varones desesperados y desesperanzados; hoy tenemos un estado tambaleante, desbrujulado sin rutas de salida a la poli crisis (económica, social, ambiental, hídrica, migratoria, de despoblamiento, productiva, con subempleo, inseguridad, etc.). Cincuenta años después, aquellas mujeres y hombres, siempre jóvenes, continuamos enfrentando las secuelas del neocapitalismo con todos sus horrores, continuamos siendo huéspedes permanentes de las gestas populares, luchando con laboriosidad por mejores condiciones de vida para todos en estos brutales tiempos de turbulencias. Hoy festejamos la solidaridad y sean bienvenidos todos aquellos que empujan el cambio.
Zacatecas , Zac., 26 de enero de 2024
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