Miscelánea.
Francisco Javier Contreras Díaz.
30 de agosto 2015
Quien diga que la corrupción y la cleptomanía forman parte de la condición humana miente con la verdad: los partidos políticos son la madre biológica de todas las formas de honestidad. La confesión, nunca pedida por anacrónica, del neopresidente del emblemático Partido Acción Nacional que iba a librar una santa cruzada contra la corrupción dentro de su partido, demuestra que desconoce la diferencia entre trabajo manual e intelectual, el abismo entre lo ortodoxo y lo heterodoxo.
Los mexicanos todos, solicitamos a todas las gerencias de las franquicias que otorga el INE, también llamadas partidos, que nosotros hemos tenido el valor de aceptarles con toda esa cauda de honestidad, de ahí su inigualable poder de taquilla. Nadie desea que inicien medidas contra la industria de la corrupción pues es una de nuestros atractivos turísticos, ahora que la devaluación es vista concontagioso optimismo. ¡No más injusticias! Ya es hora de que abandonemos el melodrama y encumbremos a los partidos y sus respectivas burguesías al pedestal que les corresponde, ya que por minucias como el Pacto por México les hemos regateado.
Nadie olvida la gallardía de los gerentes (hoy excepcionales diputados) de Acción Nacional y del PRD cuando en acto wollywoodense firmaron memorable Pacto por México y de paso nos dieron una conferencia para dilucidar la diferencia epistemológica entre servilismo y servir. ¿Acaso no era el PAN el patriarca de la honorabilidad? No es creíble que ahora nos anuncien que consideran seriamente limpiar de corrupción al partido. ¿Cuándo le hicieron ‘el amor’ (prohibido imaginar otra acepción) a la frivolidad y rompieron el himen de la tentación por los conflictos de interés y así acceder a dineros pestilentes? ¿Cuándo dejaron de ser niñas completas y educadas en el infinito temor al ‘no robarás’? ¿Qué dice el señor cura de todo esto?
Otros fanáticos de la democracia y la honradez ya tomaron asiento en la cámara de diputados. Juramentaron que no abdicarán en su lucha contra los enemigos de la patria, sean maestros en vías de empobrecimiento, jóvenes que ven aloutsourcing como proyecto orgánico, ancianos que bendicen su mitológico bienestar. Mujeres y hombres que basan cada minuto de su vida en la autocritica, en la franqueza de antología para decirnos que este país sólo requería de su empoderamiento para que la pobreza se convirtiera en vanguardia, en el espíritu trianual de que les aleja de la demagogia y les presta, a cambio de su abundante integridad, un espacio en lado porno de las elites.
La huída de lo frívolo ya se mostró en la designación del presidente de la mesa directiva y la más ilustre de las integrantes de la comisión de cultura. El primero se ganó el honor merced a su incansable semántica que no distingue entre las tesis de Lombardo Toledano y la praxis bélica de Boko Haram. La segunda anclada en el chisme de altura, en la terquedad por darle comicidad a un espacio que reprime la solemnidad con el mensaje posmoderno de una trompetilla en el salón de sesiones. La comisión de cultura como la extensión del poder didáctico del talk show. Un honor a cambio de nunca abandonar el origen. ¡Gracias señor presidente Enrique Peña! El pueblo le agradece esta nueva cámara que reivindica y honra al lumpendiputado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario