Por Manuel Medina / Colaboración Especial a PerióMetro.com
La mayoría de la población que habita la comunidad de Salaverna y los pueblos vecinos, desde muchas generaciones atrás se ha dedicado a la minería, una de las actividades más lucrativas del semidesierto zacatecano.
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Tanto son los recursos económicos que genera la minería, que Carlos Slim, uno de los hombres más ricos de México y el mundo, se interesó en adquirir un pedazo del subsuelo zacatecano para la extracción de minerales.
El interés del multimillonario, se fijó en Salaverna, Mazapil, una población que por largos años ha residido en un pequeño cerro, que desde la lejanía deja ver un templo, dos construcciones gemelas y lo que pareciera la entrada a una mina subterránea.
En el año 2008, Slim a través de la compañía Frisco, compra la mina Tayahua, que anteriormente había sido propiedad de Providencia Año Nuevo y Peñoles, y ante la Secretaría de Economía en Zacatecas, adquiere los derechos de exploración y explotación minera, pero no la propiedad de los terrenos.
No es hasta el año 2010, cuando se generan problemas con los pobladores de lugar: a aproximadamente 90 familias que ahí vivían, la empresa de Slim, intenta comprar las propiedades, “primero por 500 pesos por hectárea, ante la negativa, suben a 1000 pesos, y finalmente a 5000”, los habitantes de Salaverna se niegan a vender tan barato narra Roberto de la Rosa.
Ante la negativa de venta, Frisco deja ver sus verdaderas intenciones, quiere pasar de la minería subterránea a la de tajo a cielo abierto, que genera más facilidades en la extracción de minerales, con el costo de provocar mayor daño ambiental.
En 2011, Frisco inicia la construcción de un poblado llamado Nuevo Salaverna, a tan sólo 5 kilómetros de la comunidad de Salaverna, en donde realiza una especie de fraccionamiento urbano, con casas de 3 cuartos, baño, sala comer, cochera y patio.
El fraccionamiento Nuevo Salaverna es inaugurado el 10 de junio del 2012 por el gobernador del estado Miguel Alonso Reyes y Alejandro Aboumrad González, director general del Grupo Frisco.
Las casas del fraccionamiento, son construidas para reubicar a los pobladores de Salaverna que decidieran vender su hogar, comenta Cuauhtémoc de la Rosa: “a mucha gente que no sabía leer ni escribir, los convencieron de irse, porque les decían que eran terrenos ya de la mina, y sí no se iban, les decían que les echarían el ejército o les quitarían el trabajo”.
De tal suerte, que aproximadamente 70 familias, poco a poco pasan a instalarse en las casas del recién inaugurado fraccionamiento, en donde por instrucciones de las autoridades municipales, estatales y de la minera, son instalados equipo y personal escolar, de servicios de salud y religiosos que anteriormente se encontraban en Salaverna.
Las casas, son entregadas a los nuevos habitantes en comodato, esto quiere decir, que Frisco, otorga la casa a un miembro de la familia por cierto tiempo, en este caso tan sólo por 30 años.
El problema volvió a avivar con las 19 familias que permanecen en Salaverna y se niega a desalojar el pueblo, cuándo Felipe Muñoz Ruvalcaba director de Protección Civil, mediante un comunicado de prensa daba a conocer el 5 de abril del presente año, que los pobladores en esta comunidad tendrían que ser desalojados porque se encontraban en una zona de riesgo, por hundimientos y una falla geológica.
Hundimientos que existen, según los habitantes de Salaverna, debido a los explosivos que utilizan en la mina Tayahua, la cual compró Carlos Slim gracias a Frisco, pues el hundimiento más grande del que se tiene registro, se dio el 6 de diciembre del 2012, durante la noche, cuando se escucharon 3 explosiones de la mina.
Sobre la falla, los pobladores indican que también es generada por la actividad minera, pues durante los últimos años, Frisco ha utilizado constantemente explosivos durante las noches, aunque ante la opinión pública la mina ha negado todo trabajo desde el año 2012.
Actualmente, en Salaverna el paisaje luce desolado, el templo presenta amplias grietas y pareciera que pronto caerá, la escuela primaria permanece cerrada, el antiguo colegio, como lo conocen los pobladores, se encuentra disparejo por las constantes y grandes grietas, y en su interior solo cuenta con bancas viejas y abandonadas.
De muchas de las casa ya solo se puede ver lo que en algún tiempo fueron sus estructuras, las puertas y ventanas tiradas junto a montones de piedra o block y grandes cantidades de basura que se han acumulado.
Parecería que la batalla la gana Carlos Slim, pero en Salaverna aún existen 7 niños y algunas decenas de adultos, la mayoría ancianos, que no están dispuesto a permitir que sus casas desaparezcan para que se realice una mina a cielo abierto.
Actualmente, están a la espera de que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) les de certeza legal de los terrenos que habitan desde mucho tiempo atrás, pues nada más cuentan con un título agrario ya con bastantes años de antigüedad.
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