martes, 11 de octubre de 2022

Miscelánea

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FJCD

Cuenta la historia sagrada que, antes de regresar el pueblo elegido a suelo santo de Macondistán, un subgerente de la recién constituida empresa Creencias y Supersticiones Patólico SA de CV, asentada en un paraíso fiscal de oriente próximo, convocó a una serie de charlas a cargo de excelsos profetas que versarían sobre paranormales del mismo sexo que se besan, reducidos mentales que cambian de sexo o mujeres que se sienten dueñas de sus cuerpos y que, sin recurrir al confesionario, abortan como si a ellas perteneciere su fisiología. Pues el debate es añejo pero las pulcras empresas morales deben de vigilar, por todos los medios, que la grey no se desbalague y caiga en tentaciones y falacias del materialismo ateo de cópulas múltiples y diversificadas. Esta fineza de catecismo la describió en plenitud el piadoso Ánimas Kraus von Falopio (Macondistán 1120-1170), en su ensayo Requiero testigos para mi beatificación (Exégesis, Ediciones de Bolsillo, 1547), “Las argucias del diablo se posesiona de esclavos y los trastorna en lo íntimo y mujeres, querubines, efebos, samaritanas del amor o todos los sexualmente enigmáticos trastocan el designio del altísimo y encallan en el deseo de ser lo opuesto: los adonis desean convertirse en amazonas, éstas en varones enteros, los sacerdotes en monjas y las monjas en ángeles de carnes hospitalarias. Así lo desean y no importan los fastos ni mandamientos al orden. El caos impera y ya no se sabe quién es cuál y qué hace quién con qué. Falta que ante el llamado a la cordura se organicen en colectivos y emplacen a una huelga erótica.”

Ante el duelo sin cuartel entre ángeles y pecadores, la diócesis de Indigenistán organizó el encuentro Conserve su Derecha Fest, con sede en el teatro Las Tentaciones y el cronista de sociales y practicante de la vivisección, Paolo Wachsmann (Macondistán, 1510-1582), impar persona canónica, nos legó su magistral reseña y por ella nos enteramos de las finas intenciones ocultas de la doctrina que procura la hermandad y la sumisión ante lo eterno, “En verdad os digo que aquello fue una feria de propuestas para extinguir las debilidades y desviaciones incitadas por satán. En las conferencias magistrales se propuso exterminar a los impíos y pervertidos a base de hambre y agotamiento por exposición a la candente luna; construyamos ghettos, dijeron en voz alta, para que los travestis no afeen los centros históricos, parques y avenidas de las urbes. A un mínimo de mil millas del último templo, edifiquemos burdeles donde vayan a refocilarse los transgéneros y se perviertan a sus anchas las ancianas feas cuyos colgajos de piel de paquidermo ya no inciten a tentaciones y sus llamas corporales no encuentren la paz ni las tentaciones carnales hallen reposo. Adaptemos –dijeron- bibliotecas, museos, salas de conciertos, hospitales y todo lo susceptible de reconversión en centros para aplicar eutanasia gratuitas e indoloras a toda aquella que haya osado a abortar de pensamiento, palabra o intención aun permaneciendo virgen. Ha llegado la hora de construir espacios de penumbra para salvar a la humanidad del contagio de la adopción de infantes y todo aquel que lo intente será enviado a Maconchwitz donde serán albergados todos los desviados que han hecho

de la quejica una adoración de caverna. Detengamos la metamorfosis sexual que amenaza al verdadero evangelio de la prosperidad sustentado en la santa unión entre hombre y mujer, lo demás es concupiscencia inacabable y seráfica. Ha llegado la hora, concluyeron.”

Desde lejanas épocas ya se hablaba de cancelar el ascenso a los cielos a los apóstatas, los sibaritas, los promiscuos, los irreverentes biológicos, los desahuciados sexuales, los adoradores de orificios equivocados, los de corazón roído por la lascivia, los que fomentan la educación sexual del libertinaje, los flechados por el cupido del pecado y la blasfemia y los renegados de la fe o las bulas. De este proceso civilizatorio dio cuenta el convulso narrador y conferencista motivacional Donato Colingham (Macondistán el Bajo, 1601-1679), en su clásico e invaluable ensayo de rabiosa actualidad, Clítoris Pecatta Mundi (Felix Culpa & Garima Ediciones, 1654), quien, con su IQ sobrenatural, se convirtió en el Gran Maestro de los Tahúres Emocionales y con ello supo captar la dimensión de la justicia y la paz universal basada en el antirracismo, el amor al próximo, en la confianza ciega en magos y prestidigitadores del alma. El infalible Colingham, en su columna No se junten con desequilibrados, que aparecía en The Macondy Morning Herald sostuvo que “De no derribar símbolos e ídolos de falsa adoración como el aborto mental, el amor entre eunucos, la idolatría entre místicos e infantes, entre sumos sacerdotes y Drag Queen, entre trastornados y acólitos o sacristanes y seglares, el mundo fenecerá y aparecerá la noche eterna, vendrá un apagón místico y cultural. Caerá sobre los libidinosos pústulas, hedores del alma y los impíos aullarán atrapados en ciclones de lumbre y brasas implorando perdón. Pero también aparecen las dudas, ¿si el dador de vida nos construyó a su imagen y semejanza, por qué culpar al hermano por ejercer de gay, lesbiana, transexual o por decidir abortar? ¿No será más santo reconocer todo eso que defenestramos como un fracaso del altísimo? ¿Dónde quedó su perfección?” La historia registra que Colingham, después de este artículo tomó los hábitos y compró un mundo de alucinaciones y allá vive a la espera de su próxima reencarnación.

La última y nos vamos. ¿Todo bien en el feudo, Señor? Preguntan nuestros aguerridos representantes populares a los emisarios del consejo de administración de Macondistán. No bien, ¡excelente! Diría yo. Responde el funcionario y todos aplauden hasta quedar mancos.

29/09/22

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