sábado, 6 de junio de 2015

Columna Miscelánea

Miscelánea.
Francisco Javier Contreras Díaz.
2 de junio 2015
 A pesar de la crisis económica, de la pobreza patrimonial de millones de afortunados, de la violencia en todas sus presentaciones, de leyes anticorrupción que invitan a fortalecer la sobornización de nuestra heterodoxia ética, la tragedia de millones o lo selectivo que se ha vuelto la pobreza que, sospechosamente, a puros pobres atrapa, a pesar de todo esto, reconforta observar la intensidad que la clase política pone en las campañas, sentir cómo vivifica semejante derroche de habilidades, capacidades y talentos que hacen colapsar las carnes.
Pero no sólo en las campañas han desvelado los interiores de lo que es vivir para el servicio de la prole, ese incomprendido y abominable estilo de vida que implica treinta y seis horas diarias dedicadas a la vigilia sólo para mantener el ritmo de crecimiento y desarrollo de Macondo. La perversa proclividad de nuestros políticos de ofrendar su vida al servicio de los que, por pobreza neuronal o múltiples  minusvalías, nunca podrán acceder a los puestos de conducción es digna de todo reconocimiento.
Pero mayor mérito es de aquellos que han sido candidatos triunfadores por diversas empresas electorales, desde la infancia níveos funcionarios que dedican su vida a la defensa de una mejor existencia del género humano, líderes administrativos que han echado al viento las cenizas de la corrupción, humildes pensadores que han escrito la historia de la patria chica y grande con estruendosos niveles de desarrollo sin esperar recompensa alguna. Todos ellos han transitado de la intimidad de hablarse de tú con el poder que les ceden las masas; inteligentes entre los inteligentes que no creen en dogmatismos y desprecian el caudillismo así como el pragmatismo. Usan su carisma como ropajes de protesta, su verbo como la afirmación de la tribu. Siempre serán omnipresentes y omniscientes, de ahí su gran fortaleza estética.
Lo malo es que algún día deben de renunciar a continuar habitando el abismo del sacrificio por la prole. Algún día dejan a las masas sin el goce de su sapiencia, las abandonanan en el ayuno de su dominio de la doctrina keynesiana que traería más crecimiento y más progreso. Los cambios de cualquier gabinete o equipo de gobierno es lo más cercano que tiene el pueblo al dolor infrahumano, la remoción voluntaria o inducida de cualquier héroe de la administración, es, socialmente, quedar abandonado en medio de un océano sin otro dios al cual asirse.
Nos dicen que los cambios son para mejorar, ¿hay posibilidad de mejorar la frialdad e infinita sapiencia de tan imprescindibles caballeros? ¿Existen más asientos en el ómnibus de lo perfecto? Pero no existe espacio para el lamento; la certidumbre que debe de experimentar el pueblo es que los reemplazos serán igualmente unos magnates de la administración pública, vendrán otras personas formadas en la transparencia y en lo samaritano, todos traerán sus credenciales de victoriosos contra el pauperismo y el hambre, también se declararán enemigos jurados del capitalismo salvaje.
Bienvenidos los cambios en el gabinete que son oxígeno vital, muralla contra las aguas cenagosas. ¡Vivan los cambios! es el grito salido desde el enjambre de agradecidos que juran permanecer vestidos con frac y listos para el aplauso que honre a todos los que nos han llevado a niveles tóxicos de bienestar, que de tanto, resulta ya insoportable.
Nunca terminaremos de agradecer al cielo por tanta exquisitez de manjares en una mesa exuberante, que los postres llegan sin anunciarse: es un placer conocer que la señora que imploró a Dios (quién no le hizo caso alguno) que le dejase en condición de viuda, Josefina Vázquez Mota, escribirá un exhaustivo libro sobre el periplo de Alondra Luna, la niña que fue llevada a EU por reclamo de una madre falsa quien reclamaba su propiedad. El derroche de talento no desaparece con la muerte de Eduardo Galeano y Günter Grass, contamos con plumas que todavía nos harán volar sobre inmensos campos de marihuana.
 Fuente: zacatecassinfronteras.com ( Periodismo Rebelde)

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